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Por qué la transparencia no es algo inequívoco

En su empeño por volverse transparentes, las empresas están divulgando una vasta cantidad de información sobre sí mismas; sin embargo, esto está haciendo que algunas se vuelvan más opacas.

Las empresas cada vez divulgan más información. Esto está impulsado por una combinación de regulación, activismo de los accionistas y el poder de las redes sociales. Pero, ¿acaso está surtiendo el efecto deseado?

La respuesta corta es no. Una investigación publicada por la Escuela de Negocios Kenan-Flagler de la Universidad de Carolina del Norte sugiere que, de hecho, la información corporativa se está volviendo más opaca. Por ejemplo, aquellos que deseen leer los resúmenes empresariales y financieros anuales que las empresas públicas deben presentar en los Estados Unidos (formulario 10-K) deberían haber recibido 21,65 años de educación formal para comprenderlos; esa es su complejidad.

Leslie Seidman, quien anteriormente fue presidenta del Consejo de Normas de Contabilidad Financiera de los Estados Unidos, no ha sido la única en sacar a la luz una consecuencia preocupante. Tal y como relató a CFO.com: «Muchos altos directivos han llegado al punto en el que no comprenden cuáles son los mensajes principales de sus propios estados financieros».

Además, este fenómeno no es exclusivo de los Estados Unidos. Una investigación llevada a cabo por Grant Thornton en el FTSE 350 muestra que el informe anual medio contiene unas 300,000 palabras, de las cuales la mitad son típicamente datos financieros históricos. Esto pone de manifiesto que las empresas están teniendo problemas para aplicar el concepto de importancia relativa, el principio contable que afirma que se deben obviar las cuestiones triviales y divulgar las que revistan importancia.

 

Transparencia efectiva

Madeleine Mattera, jefa de servicios financieros en Grant Thornton Australia, señala que los inversores no siempre saben lo que quieren. Afirma lo siguiente: «Los accionistas están preocupados, y con razón, sobre la rentabilidad a medio y largo plazo y la sostenibilidad de dicha rentabilidad. A menudo la transparencia es algo que se da por hecho hasta que una empresa sale en primera plana acusada de algo que indica una falta de transparencia; algunos ejemplos serían un desastre ecológico o estar vinculados a la esclavitud moderna».

Sue Almond, jefa de auditoría en Grant Thornton UK, dice lo siguiente: «Una mayor transparencia a menudo significa simplemente un mayor volumen. La clave para una transparencia efectiva es llegar a un equilibrio entre ocultar información vital e inundar a los inversores con demasiados detalles. Ofrecer un banco de datos inmenso transmite lo siguiente: «Aquí tenéis, poneos manos a la obra». Esta no es la forma en la que se trata a los clientes, así que ¿por qué los inversores reciben este tipo de tratamiento?

 

Industria petrolera

Un sector al que los accionistas han presionado para que demuestre una mayor transparencia —motivado por una serie de desastres medioambientales, alegaciones de ‘greenwashing’ y el perfil cada vez más grande de las inversiones éticas— es la industria petrolera, de la que forman parte empresas como BP, Shell y ExxonMobil que han estado sometidas a crecientes niveles de escrutinio sobre sus actividades medioambientales, sociales y de gobernanza.

En sectores tan sensibles desde el punto de vista político, puede que también haya quienes deseen infligir daños a la reputación. Almond da el ejemplo de una empresa petrolera que podría comprometerse a construir escuelas, infraestructuras o a realizar pagos únicos a la comunidad local a cambio de derechos de perforación.

Afirma lo siguiente: «Esto conlleva largas explicaciones en la documentación y puede sacarse de contexto. Esto no ayuda a la empresa, o a la comunidad de inversores, si hace que su reputación se vea dañada de una forma que no está justificada».

Las empresas deben ser conscientes del poder que tienen las redes sociales para retorcer y distorsionar sus declaraciones. Mattera afirma: «Las redes sociales ofrecen una plataforma para que un número de usuarios sin precedentes reflejen sus opciones sin que se les exijan responsabilidades, o ni siquiera decir la verdad. La función de las redes sociales como estandarte de los estándares comunitarios es extremadamente poderosa, y actualmente muchas empresas integran el colapso de las redes sociales —y la consiguiente crisis de reputación masiva que causaría— dentro de sus escenarios de recuperación ante desastres y pruebas de estrés.

Aún así, la apertura de los foros en línea también está impulsando un cambio positivo. Mattera pone de relieve el sector financiero entre pares emergente como uno de los que destaca por la forma en la que está gestionando la transparencia.

 

Cultura corporativa

Otra complicación es la variación en términos de lo que es aceptable —ya sea cultural o legalmente— en un país en comparación a otro, afirma Mattera. «Existe la necesidad de equilibrar la presentación de informes transparentes sobre rentabilidad sostenible a los accionistas con las limitaciones ejercidas por la ventaja competitiva y la legislación en materia de privacidad. Por ejemplo, los Estados Unidos son mucho más abiertos que Australia en lo que respecta a la información salarial», dice.

«La transparencia debe formar parte de una cultura corporativa en la que esté bien visto hablar sin reservas, una cultura en la que se reconozca que la organización no es perfecta y que promueva una cultura de identificación y gestión de riesgos», afirma Mattera.

Almond sugiere que las empresas adoptan diferentes enfoques para diferentes audiencias y estratifican el nivel de detalle disponible, con un nivel más alto que contiene los mensajes principales seguido de niveles adicionales que ofrecen un mayor nivel de detalle. Sin embargo, para hacer esto, las empresas deben tener un conocimiento sólido de los deseos y necesidades de sus audiencias.

 

Reputación e ingresos

«No existe una solución universal para la transparencia», afirma. «Depende del entorno en el que se desarrolle la actividad, las personas con las que se comunique y los valores y cultura de la empresa. Esto exige que las empresas escuchen a los clientes y a los accionistas y reflexionen seriamente sobre la forma en la que plasman la cultura de la empresa a través de los informes corporativos. Las empresas hablan mucho, pero en lo que concierne a escuchar a los proveedores de finanzas, no lo hacen tanto. Es importante que participen en un diálogo con los accionistas y demuestren que les importa». 

La transparencia no es fácil. Si muestras muy poca, te arriesgas a enfrentarte a la ira de los accionistas; si muestras demasiada, esto provocará confusión y opacidad. Sin embargo, las recompensas pueden ser sustanciales para las empresas que consiguen hacerlo bien, prometiendo ganancias en términos de reputación e ingresos.